Cruzar el Mar Rojo no es cualquier cosa, pudiera parecer que es algo en
lo que te puedes gozar, estar tranquilo, disfrutar de la cruzada… pero… ¿es así
realmente???... pongámonos en el lugar del pueblo de Israel…
¿Alguna vez te has sentido como el pueblo de Israel? Entre el ejército
egipcio que viene a por ti, y el inmenso Mar Rojo que te impide la huida? Os
puedo decir que nosotros si.. la gente habla de estar entre la espada y la
pared, nosotros por un tiempo solíamos decir: “estamos entre los egipcios y el
mar Rojo… Sentíamos que el enemigo venía a por nosotros, y que las
circunstancias que vivíamos, no eran las más apropiadas para salir airosos de
aquella situación y no parábamos de clamar al Señor: ¿¿Que hacemos Dios mío??”
Dios nos habló, nos dijo “cruzareis el Mar Rojo” buahhh…!!!! Que
subidón!! Dios nos había hablado, nos había dicho que íbamos a superar aquella
situación, íbamos a cruzar el Mar Rojo!!!! Guauuuu!!!
Nuestra esperanza crecía día a día, creyendo en su Palabra, esperábamos
el momento en el cual victoriosos, contentos, proclamando victoria pudiéramos
exclamar “estamos cruzando el mar Rojo”…
Ha pasado algún tiempo desde que Dios nos habló, y hace unos días una
pregunta llegó a nosotros: ¿habéis cruzado ya el Mar Rojo? 0_0 Ufff… me quedé..
sin palabras… meditando en aquella pregunta que desde entonces no paraba de
martillear mi mente..
Nuevamente Dios, como suele hacer, me despertó una noche.. y mientras
hablaba con Él, le pregunté: ¿Señor cuándo vamos a cruzar el Mar Rojo? ¿Por qué
no nos sentimos fuertes, alegres, liberados de la presión de los egipcios? …
Dios fue muy claro! “¿crees que cruzar el mar Rojo es cualquier cosa? Cruzar el
mar Rojo requiere mucha fe, constancia, perseverancia, no mirar atrás, no mirar
ni a tu derecha ni a tu izquierda (Exodo 14:29)... tu mirada debe estar fija en
mis promesas y andar tras ellas, tu mirada debe estar puesta en la tierra
prometida.”
Dios me llevó a entender como fue para el pueblo de Israel cruzar el mar
Rojo, no fue coser y cantar, me imagino que aquello debía requerir dar un paso
de fe muy grande… tener el mar partido en dos, a tu derecha y a tu izquierda un
muro de impetuosas aguas, a través de las cuales puedes ver como bestias
marinas, tiburones etc.. te acechan.. el ruido de la aguas no te deja oír absolutamente
nada… Uufff que estresante y que angustioso…
Por otro lado como dice su Palabra, es muy tranquilizador saber que Dios
es quien te cubre las espaldas (Exodo 14:19,20), que Él es quien te guarda y
aunque “los egipcios” sigan tras de ti, Dios no permitirá que mientras dure la
noche, mientras dure la cruzada por el Mar Rojo puedan alcanzarte (Exodo 14:20)
¡¡Dios es bueno!! ¡¡Cuanto necesitaba oír su voz!! Si hoy me preguntaran
¿habéis cruzado ya el Mar Rojo?, mi respuesta sería: estamos en ello!,
confiados, con la mirada puesta en la promesa, sabiendo que mil peligros nos
acechan entre las aguas, y que los egipcios intentan alcanzarnos… pero estando
seguros de una cosa: DIOS GUARDA NUESTRAS ESPALDAS Y NO PERMITIRA QUE MIENTRAS
DURE LA NOCHE EL ENEMIGO NOS PUEDA ALCANZAR, ÉL NOS HARÁ CRUZAR EN SECO, EN
VICTORIA (Exodo 14:25,30)