Hay dos aspectos muy significativos en este pasaje. Por un lado observamos el miedo de un profeta obrador de milagros y por otro la gracia abundante del Señor hacia su siervo. La amenaza de Jezabel, después de que Elías diera muerte a 400 profetas de Baal, llenó de miedo a Elías y acabo huyendo atravesando un largo desierto hasta acabar metido en una cueva. Probablemente atraviesas en este momento situaciones que te han llevado al desierto, quizás un problema familiar, laboral, económico, una enfermedad inesperada. Allí en el desierto Dios quiere tratar contigo, quiere hablarte. Dios es Dios de provisión aun en el desierto y El pone mesa delante de nosotros para satisfacer nuestro cuerpo, alma y espíritu. “Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez lo toco diciendo: levántate y come porque largo camino te resta” (1ª Rey, 19:7). Aun en el desierto Dios nos prepara mesa y lo hace en presencia de nuestros angustiadores los cuales a su orden son echados fuera para poder comer tranquilos y así reponer fuerzas. En esta ocasión Dios no quito a Jezabel, no hizo desaparecer el problema; simplemente renovó las fuerzas de su siervo rendido y le hizo descansar de tal forma que durante muchos días y noches no necesito mas alimento.
En el desierto, que atraviesas en estos momentos, Dios te proveerá de gracia y poder suficiente para soportar todo, absolutamente TODO lo que te va a acontecer.
Fue el temor que llevo a Elías al
desierto. El temor trata de que no disfrutemos de las bendiciones y promesas
que Dios nos ha dado las cuales son nuestras. Cuando voy a un parque de
atracciones compro la entrada y esa entrada me da derecho a subirme a todas las
atracciones del parque pero hay muchas de ellas que no las disfruto por el
pánico que tengo básicamente a las alturas. Aunque la entrada me da el derecho
a subirme a ellas el miedo me lo impide. Las
promesas de Dios son tuyas, debes aferrarte a ellas y disfrutarlas sin dejar
que el miedo te lo impida.
Ese mismo temor llevo también a Elías
a la cueva de Horeb. Qué curioso, no había lugar en toda la tierra donde las
presencia de Dios fuera más manifiesta que allí; allí es donde Dios se apareció
a Moisés en una llama de fuego en medio de una zarza; allí fue donde estuvo 40
dias y noches en comunión con Dios; en ese lugar es donde Israel recibió la ley;
en esa misma cueva fue donde Moisés tuvo
que ser escondido cuando Dios paso delante de él proclamando su gloria. La
huida del profeta le llevo justamente a ese lugar donde la presencia de Dios
era tan manifiesta. Declara el salmista “¿A
dónde huiré de tu Espíritu? ¿A dónde huiré de de presencia? Si subiere a los
cielos allí estas tu, y si en el Seol hiciere mi estrado he aquí allí tu estas”
Sal 139:7-8. El no estar bien
hace que queramos huir de su presencia; pero es la Gracia de Dios que nos hace libres para entrar a ella.
Allí en la cueva Dios le habló. Elías
no necesitaba poder o provisión de Dios. Lo había visto y experimentado en
varias ocasiones; lo que necesitaba era intimidad
con Dios, por eso Dios no estaba ni en el viento, ni en el terremoto, ni en
el fuego; Dios estaba en el silbo apacible y delicado. En ese desierto que
atraviesas Dios quiere intimar contigo. “Y
le dijo Jehová; Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco y
llegaras y ungirás a Hazael por rey de Siria” (1ª Rey. 19:15). Préstale atención al pronombre “tu camino”. Ese
no era un camino de Dios. Ese era un camino que el profeta había escogido tomar
por su propia voluntad; las decisiones precipitadas y los errores hacen que
tomemos caminos equivocados, caminos que no son los que Dios ha trazado pero
aun con eso Dios se valió de ello no
solo para encarrilar al profeta después de su arrepentimiento sino que además
sirvió para darle un nuevo trabajo en su
servicio. En este camino de vuelta Dios no le da detalles de cómo lo va a
sostener, no le dice cómo le va a ayudar; simplemente le da una promesa; “Llegaras”.
A veces Dios no nos da detalles de que o como lo va a hacer, simplemente nos da una promesa y solo espera que confiemos en El. El diablo te grita a tu oído no podrás, no eres capaz, la situación que estás viviendo parece que se pone de su parte pero Dios te dice hoy; Llegaras; escúchale al Señor, El es quien te dice: Toma mi mano, Conmigo llegarás, esta vez no te daré detalles de cómo lo haré, solamente quiero que creas y confíes; yo lo hare y mi presencia te dará descanso.
A veces Dios no nos da detalles de que o como lo va a hacer, simplemente nos da una promesa y solo espera que confiemos en El. El diablo te grita a tu oído no podrás, no eres capaz, la situación que estás viviendo parece que se pone de su parte pero Dios te dice hoy; Llegaras; escúchale al Señor, El es quien te dice: Toma mi mano, Conmigo llegarás, esta vez no te daré detalles de cómo lo haré, solamente quiero que creas y confíes; yo lo hare y mi presencia te dará descanso.
Estuve escuhando la alabanza Ageles de Dios, y vi una frase que dice Silbo Apacible y me llamo la atención esta reflexion me dado respuesta Gracias al Autor.
ResponderEliminarGracias me ayudó mucho leer este texto. Bendiciones😘
ResponderEliminar♡♡
ResponderEliminarGcias x el mensaje es de gran bendición
ResponderEliminarGcias x el mensaje es de gran bendición
ResponderEliminar♡♡
ResponderEliminarEn 1a de Reyes 18:22 indica que fueron 450 profetas de Baal
ResponderEliminarQue el Espíritu Santo siga direciando tu vida para bendición de los que necesitamos una respuesta puntual de parte de Dios.. 🙏
ResponderEliminarGracias por este texto y su contenido. Bendiciones.
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