Necesitamos andar en el Espíritu;
Te has parado a pensar… cuando te sumerges bajo el agua,
pierdes parcialmente la capacidad de ver y de oír.
Bajo el río del Espíritu Santo, dejamos de oír las cosas del
mundo, los comentarios infructuosos, los chismes, las criticas… nada de eso nos
interesa. Estamos atentos a nuestra relación íntima con el Espíritu Santo.
En cuanto sacamos la cabeza del río espiritual, volvemos a
oír la voz del enemigo, de la mentira, del desánimo… por eso podemos orar: “Señor
sumérgeme en tu río, no permitas que me salga de él, quiero depender de ti, oír
tu voz.”
Necesitamos escuchar la voz de Dios, rendirnos ante Él.
Sumérgete en el río de su Espíritu Santo!!
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